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Extirpación de las amígdalas
La amigdalectomía es una cirugía para extirpar las amígdalas, que se encuentran a ambos lados de la parte posterior de la garganta. En ocasiones, las adenoides se extirpan al mismo tiempo, aunque es menos frecuente en las personas adultas.
Este procedimiento no es muy común en las personas adultas, pero puede recomendarse si usted experimenta infecciones muy frecuentes de las amígdalas, cálculos amigdalinos persistentes y molestos, amígdalas grandes que causan problemas para respirar o si existe la posibilidad de cáncer de amígdalas.
Se le administrará anestesia general para dormirle durante el procedimiento. Las amígdalas se extirparán a través de su boca.
Los mayores riesgos son el sangrado, el dolor y la infección. Solo entre 1 y 3 de cada 100 pacientes presentan un sangrado que requiere una segunda cirugía u hospitalización. La infección no es frecuente, pero puede tratarse con antibióticos. Existen riesgos poco frecuentes de daño en estructuras cercanas y cicatrices en la parte posterior de la nariz que pueden hacer que la voz suene diferente o dificultar respirar por la nariz.
Una amigdalectomía puede ser una operación dolorosa. A menudo, el dolor empeora el día después de la cirugía, y suele durar varios días. Debido a que el nervio que da sensibilidad a la amígdala también da sensibilidad a una parte del oído, es muy frecuente tener dolor de oído después de una amigdalectomía. Por lo general, recomendamos permanecer dos semanas sin trabajar ni hacer tareas domésticas o ejercicio después de la operación, aunque a veces la recuperación puede tardar hasta tres semanas. Es normal escupir una pequeña cantidad de saliva espesa o con sangre, sin embargo, no es normal que sea una cantidad más grande y debe comunicarse con la clínica o acudir a un centro de atención local. Es posible que durante el proceso de cicatrización note mal olor proveniente de la boca o la nariz durante 7 a 10 días, además de notar una mancha blanca en la zona donde se encontraban las amígdalas.
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